La aventura realmente comienza en casa mucho antes de que se vayan al colegio. Desde el momento en que deciden entrar en el proceso de selección las cosas empiezan a cambiar: se empieza a vivir el espíritu UWC y contagia a toda la familia. Después llega el día en que se van y comienzan a tener la oportunidad de abrirse al mundo, de enriquecerse, de ganar pensamiento crítico y de formarse en un ambiente abierto e internacional.

Recuerdo el momento en el que María volvió de vacaciones a España en la Navidad de 2013. Nos fuimos a tomar un café y charlar un buen rato. La escuché mientras me contaba cosas de sus primeros cuatro meses en Estados Unidos y pude observar su evolución como persona y el impacto positivo que la experiencia en UWC USA estaba teniendo en ella.