Ir al contenido ↓

Padres de Natalia Falcón

5 April 2018

UWC Dilijan (2017-2019)

Qué decir de los sentimientos iniciales, ilusiones, sueños de nuestra hija, pena ,… 

 

Por una parte deseábamos que obtuviese esta maravillosa beca, por otra, todo lo contrario al pensar que también aquí tendría sus oportunidades.

 

La Madre con temor y tristeza, lógicos de ese sentimiento que sólo las madres pueden tener, mezclados con la ilusión de obtenerla; el Padre igualmente con una mezcla de ambos sentimientos; pero por encima de todos, estaba y sentíamos la ilusión de nuestra hija con conseguir una plaza en UWC. Eramos conscientes que una oportunidad como esta se presenta una vez en la vida. 

 

Recuerdo con claridad, las conversaciones mientras esperábamos impacientes el resultado de las pruebas, ese momento en el Salón de Actos del sábado, con las maletas en el coche y el teléfono preparado para la búsqueda de hotel por si hiciera falta. ¡Qué nervios!

 

¡Y sucedió! La nombraron. Lo primero que recuerdo es la cara de Natalia, qué brillo, podemos decir que esa es la imagen de la Felicidad. Y en todos los demás jóvenes.

 

La cruz, los no nombrados; qué lástima y que desazón, … y sin embargo en todos ellos una sensación de bienestar y satisfacción por haber llegado a disfrutar de una experiencia que nunca olvidarían. Y por encima, la generosidad, el sentimiento de alegría en quienes tenían que volver, por quienes habían logrado superar este primer corte. En todos ellos el pensamiento de que todos eran ganadores. Y es cierto, cualquiera podría haber llegado… 

 

Con la emoción del resultado y los nervios, marchamos al hotel a intentar descansar para la jornada del domingo. 

 

El domingo, parecía que todos estábamos más tranquilos, pero no. Los nervios de los padres, de los jóvenes en la espera, … y siempre esa ilusión desbordante en todos ellos, con sus deseos de aportar algo a esta sociedad que permita hacer mejor las cosas, aportando su granito, con la esperanza de quienes esperan cambiar y descubrir el Mundo…

 

Y la vuelta, todo el tiempo charlando, intercambiando impresiones, hablando maravillas de todos los demás compañeros, de lo fantásticos que son todos, de las ganas de alcanzar una plaza, de lo maravilloso que había sido la experiencia, del la Fundación, personas que habían hecho que ese fin de semana, resultara, independientemente del resultado, inolvidable.  

 

Y bueno, qué decir del día en que la llamaron para decirle que era una de las afortunadas. Alegría, llantos, abrazos, toda la familia emocionada, …  

 

Hoy ha pasado un año de aquel fin de semana.  

 

Todo esto está siendo vivido por Natalia con una ilusión, emoción, ganas de estar y participar en todo, de colaborar, de formar parte de esta maravillosa familia de UWC, de aprender, de hacer nuevas amistades, conocer otras culturas, de vivir a tope esta, no me cansaré de decirlo, maravillosa aventura/formación/experiencia que le ha ofrecido UWC. Y sigue la misma intensidad en todo estos aspectos, cada día como el primero o mejor. 

 

Los temores, ¿qué era eso? Sólo sentimos felicidad por todo lo que está experimentado y aprendiendo nuestra hija, por saber que marcará un nuevo camino, un camino que se antoja lleno de ilusiones, de mejorar este mundo, de ayudar, en definitiva de poder transmitir los valores que UWC nos hace sentir y de los que, nos incluimos como padres, nos sentimos especialmente orgullosos. 

 

Gracias a toda la maravillosa, fantástica, familia de UWC.